28/1/11

The gift (2006) Roberto Valtueña + Till sex do us part (2011) Roberto Valtueña

The gift (2006) Roberto Valtueña
Sorprendente guión para una película sexual, en la que el desenlace se resuelve mediante animación, y en la que, por si faltaran alicientes, aparece Rebeca Linares (antes de su operación). Pero además la narrativa es intensa, también sutil en ocasiones, convirtiendo además el sonido en parte importante del film tanto con el subrayado musical como con el tratamiento del sonido, no en vano su autor es ingeniero de sonido. Aunque, para mi gusto, adolece de algunos de los tics característicos de las escenas actuales (no entraré en detalles desagradables) es una película que se distingue en el género por su hábil mezcla de ambientación, originalidad visual, argumento con chispa... aunque hay que aclarar que el regalo es pelín envenenado.

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Till sex do us part. Hasta que el sexo nos separe (2011) Roberto Valtueña

Puto es el hombre que de putas fía,
y puto el que sus gustos apetece.
_Quevedo

Valtueña vira en su trayectoría con este film, pero va nuevamente a por todas. Con una voz a la vez intimista y descarada, emulando cierto costumbrismo patrio, español, rodando con una mezcla del espíritu de esa Barcelona caliente y canalla, y esa Barcelona de diseño, ahora tan moderna y posmoderna, con parlamentos tan frescos como "me gusta que me miren a los ojos mientras me la meten hasta el fondo", unos créditos la mar de animados, una encomiable irreverencia no poco risueña, escenas sexuales de todo tipo, incluso homosexuales, un plantel de intérpretes que cuenta con una estelar Lesly Kiss, a la que se une Dunia Montenegro, Lady May, María Lapiedra, Manuel Falcón y David Galant, e incluso aparece algún que otro guiño al buen pornófilo, como un visto y no visto del crítico Paco Gisbert, o esos créditos finales en plan fugaz making off. Y por si las escenas no fueran lo bastante procaces, y el ramalazo erótico-festivo no se notara, el film termina (¡que cuento el final, ojo!) con un gozoso fin de fiesta, con la misma voz, intimista y aún más descarada, con no poco cachondeo, revelando la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad: "¡Pero qué coño!¡Soy una mala puta!".
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